El silencio más silencioso

Hace unas horas sentí cómo el viento me atormentaba como nunca antes. Yo caía por el aire y por primera vez sentí cómo mi vida no dependía de mí. Dependia del tipo que estaba justo detras de mi y con el control del paracaídas. El instante del lanzamiento fue eso, un instante, no tuve oportunidad de dudar, ya había perdido el control de mi vida. Antes de abrir la puerta corrediza del pequeño avión estaba enganchado al instructor. Me dijo que me sentara en la puerta del avión y antes de que tuviera oportunidad de pensarlo ya íbamos cayendo y con el viento zumbando en nuestros oídos. La vista me temblaba, el aire que alcanzaba a entrar en los protectores me estaba desviando la vista, no podía afocar y mientras tanto caía y caía. Supongo que en segundos caí unos mil de los tres mil que habíamos subido. No lo supe exactamente, sólo que de pronto senti un jalón impresionante hacia arriba. Me estaba acostumbrando a caer y depronto parecía que subia. Pero no, al abrirse el paracaidas mi caída era mucho mas lenta y me dio la sensacion de subir. Llegué a pensar "esto ya no me gustó", pero no. El silencio que se hizo justo después de que el paracaídas hubiera abierto ha sido el mayor silencio de mi vida, el silencio más silencioso. Pude ver todo. Todo. Podía estar en todos los rincones a varios kilometros a la redonda. Podía ver la pista 27L/9R todo el tiempo, la 27R/9L por la que supongo despegamos y la 33/15. Todo el tiempo tuve ganas de aterrizar en la 27R. La veía desde arriba tan pequeña que me sentía corriendo sobre ella con el paracaídas. Pero el sueño se acabó cuando quedé lleno de tierra y con el paracaídas encima. El instructor se desenganchó de mí.
El evento me dejó conmocionado. Agradecido con la vida. Lo volvería a hacer, para poco a poco tener el control. Pero el no tenerlo fue bueno. Me sentí humilde. Eso no es fácil para mí.