Hice dos blogs: Blue Velvet y Megablógolis, y me di cuenta de que todavía tenía cosas que compartir, así que decidí crear JETALIBRO para todo lo demás. Jetalibro viene del Español mexicano Jeta que significa FACE, y de libro que significa BOOK. Sean ustedes bienvenidos.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Reflexiones sobre la vida
En realidad me siento en un proceso de vida un poco difícil. Los retos son grandes y esos son los que me llevan. No obstante no me siento útil para la sociedad ni para mí mismo. He vuelto a estudiar. Primero francés y ahora mi doctorado. Lo hago porque quiero asegurar mi futuro. Pese a mi currículum siempre he sentido que no estoy lo suficientemente preparado para la vida. Yo requeriría una varita mágica con la que estuviera dando instrucciones a todos y todos mejorarían su nivel de vida y su felicidad -se vale reír-. En realidad, en una época en la que tomaba decisiones a diario y la extraño mucho. Ahora estoy en una actitud soberbia (puedo ser insoportable, no sé si se nota en mis tres blogs, pero por favor no me lo digan en un comentario a esta entrada). Sí me siento feliz pero no pleno. Y sin embargo mantengo mis reflexiones acerca de la vida.
Mi reflexión fundamental es que he perdido mucha de la inseguridad que me dominaba hasta antes de 2003. Al perder esa inseguridad he perdido también la sensibilidad que me daba. En cambio ahora he perdido con ella una envoltura que yo habría tomado por sencilla -nunca nadie me ha creído una persona sencilla, ignoro por qué-.
De repente, en alguna comida -el alcohol ayuda, nadie lo puede negar- o en alguna reunión, soy yo quien acapara las conversaciones y hablo de los temas más insospechados. Sin embargo hay otras en las que o guardo silencio o sólo intercambio algunas palabras con los que están a mi lado. Obviamente al argentinito que todos chevamos dentro le encantaría ser siempre el foco de atención ... ¿Será por eso que quiero ser jefe de gobierno?
Hay motores y hay quienes tienen motores mucho más potentes que uno, quienes muestran vocación de servicio, compromiso de 24 horas, perseverancia, disciplina, humildad, etcétera. Por supuesto que ellos merecen siempre nuestro reconocimiento y apoyo. Si llegamos a tener un jefe de gobierno así, me encantaría estar a su lado y estarle proponiendo ideas (ese será siempre mi mayor activo, la creatividad).
Mientras tanto, sólo puedo seguir adelante este proceso de aprendizaje, este esfuerzo por calmar mis ímpetus y por superarme, y ya después ser mejor ... pero a veces creo que eso no existe. Claro que uno puede ser mejor, pero no puede ser mejor siempre, y hay momentos malos y hay fe que llega en esos momentos malos.
En ese ínterin, en días sucesivos, se me atraviesan cosas como la conferencia de Randy Pausch en Carnegie Melon o la narración de Bosco Gutiérrez Cortina sobre su propio secuestro. Caramba qué fuerza interior, sean tus hijos o Dios lo que te mueva, o cualquier otra cosa, hay quienes la tienen y quienes no la tienen. No sé si la tengo, tal vez no lo he querido probar. O tal vez no la tengo y lo sé, por eso sólo digo que no sé si la tengo. Tal vez todos la tenemos pero no la encontramos.
El punto es que aquí estoy como siempre de soñador, penduleando entre mis herejías (hace unos días escribí en contra de la excomunión en un foro de panistas y dos muy reaccionarios se sintieron profundamente ofendidos) y mis religiosidades (creo profundamente en la religiosidad como algo personal o compartido, mas no como algo obligado o exigido). Entre mi yin y mi yang.
Mi reflexión fundamental es que he perdido mucha de la inseguridad que me dominaba hasta antes de 2003. Al perder esa inseguridad he perdido también la sensibilidad que me daba. En cambio ahora he perdido con ella una envoltura que yo habría tomado por sencilla -nunca nadie me ha creído una persona sencilla, ignoro por qué-.
De repente, en alguna comida -el alcohol ayuda, nadie lo puede negar- o en alguna reunión, soy yo quien acapara las conversaciones y hablo de los temas más insospechados. Sin embargo hay otras en las que o guardo silencio o sólo intercambio algunas palabras con los que están a mi lado. Obviamente al argentinito que todos chevamos dentro le encantaría ser siempre el foco de atención ... ¿Será por eso que quiero ser jefe de gobierno?
Hay motores y hay quienes tienen motores mucho más potentes que uno, quienes muestran vocación de servicio, compromiso de 24 horas, perseverancia, disciplina, humildad, etcétera. Por supuesto que ellos merecen siempre nuestro reconocimiento y apoyo. Si llegamos a tener un jefe de gobierno así, me encantaría estar a su lado y estarle proponiendo ideas (ese será siempre mi mayor activo, la creatividad).
Mientras tanto, sólo puedo seguir adelante este proceso de aprendizaje, este esfuerzo por calmar mis ímpetus y por superarme, y ya después ser mejor ... pero a veces creo que eso no existe. Claro que uno puede ser mejor, pero no puede ser mejor siempre, y hay momentos malos y hay fe que llega en esos momentos malos.
En ese ínterin, en días sucesivos, se me atraviesan cosas como la conferencia de Randy Pausch en Carnegie Melon o la narración de Bosco Gutiérrez Cortina sobre su propio secuestro. Caramba qué fuerza interior, sean tus hijos o Dios lo que te mueva, o cualquier otra cosa, hay quienes la tienen y quienes no la tienen. No sé si la tengo, tal vez no lo he querido probar. O tal vez no la tengo y lo sé, por eso sólo digo que no sé si la tengo. Tal vez todos la tenemos pero no la encontramos.
El punto es que aquí estoy como siempre de soñador, penduleando entre mis herejías (hace unos días escribí en contra de la excomunión en un foro de panistas y dos muy reaccionarios se sintieron profundamente ofendidos) y mis religiosidades (creo profundamente en la religiosidad como algo personal o compartido, mas no como algo obligado o exigido). Entre mi yin y mi yang.
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