Hice dos blogs: Blue Velvet y Megablógolis, y me di cuenta de que todavía tenía cosas que compartir, así que decidí crear JETALIBRO para todo lo demás. Jetalibro viene del Español mexicano Jeta que significa FACE, y de libro que significa BOOK. Sean ustedes bienvenidos.
viernes, 22 de agosto de 2008
También free Georgia
Escribo este comentario en realidad el 16 de agosto, por lo que las cosas habrán cambiado un poco -en una guerra cambian segundo a segundo- para el viernes. Lo que quiero mostrar es lo que veo: el retorno de un imperio (Rusia), el retorno de la guerra fría a partir de aliados (Estados Unidos con Georgia), pero un mundo multipolar.
Cuando empezaron los acontecimientos de Osetia del Sur pensé primero en una invasión rusa. Luego ubiqué el contexto del interés de Mijeil Saakashvili, el presidente georgiano -educado en Estados Unidos-, por entrar a la OTAN, y luego la vinculación de ese interés como parte de la estrategia de Estados Unidos para frenar el avance en la influencia geopolítica de Rusia en la zona, y finalmente comprendí los intereses económicos de Rusia y Estados Unidos por el gasoducto que atraviesa Georgia (Rusia quiere controlar el movimiento de energéticos desde Asia Central hacia el mediterráneo). A esto añado los datos demográficos de Osetia del Sur y Abjasia, las dos provincias independentistas de Georgia. La primera tiene menos de 70,000 habitantes, la segunda 200,000, Georgia poco más de 4.6 millones. ¿De qué tamaño debe ser una nación para poderse independizar como Estado? Tsjinbal es la capital de Osetia del Sur y concentra la mitad de la población de su región. En la Ciudad de México tenemos unidades habitacionales que, sin ser de las más grandes, concentran esa población. ¿Podrían municipios ricos como San Pedro, Zapopan, Naucalpan o la delegación Benito Juárez independizarse? Primero requerirían consolidar una identidad, pero sin duda las diferencias que existen entre indígenas monolingües y la población urbana del decil más rico de México son mucho mayores que las diferencias entre georgianoparlantes y rusoparlantes. El nacionalismo que existe en un territorio tan pequeño (curiosamente Osetia del Sur es colindante con la independentista República de Chechenia en Rusia, pero ésta con más de 1.1 millones de habitantes) me refleja una alta intolerancia a convivir en un espacio común (como ocurre en Israel y alrededores), que no tiene vías de resolverse.
Rusia abusó de su poder y efectuó destrucciones inmensas en cuestión de días, hasta que se logró el alto al fuego. Esta historia terminará, supongo, con las independencias de Abjasia y Osetia del Sur pero bajo custodia de una fuerza de paz que posponga -no por mucho tiempo- su anexión a la Federación Rusa. Esto va a calentar, supongo también, las aspiraciones independentistas de los Chechenos, y podremos ver que al norte de Turquía habrá una serie de conflictos que a su vez reavivarán el anhelo Kurdo por su independencia y dificultará aún más la entrada de Turquía a la Unión Europea.
De nuevo creo que veremos un auge nacionalista, como el de inicios de los noventa, con la diferencia de que quizá el mundo esté menos receptivo para reconocer independencias (la de Kosovo aún está en veremos) y Rusia más poderosa como para defenderse. En 1991 las aspiraciones de Boris Yeltsin ayudaron a desmantelar la URSS, pues el poder político estaba en Rusia, no en las otras catorce repúblicas soviéticas, y ahora no hay ese incentivo. Y el interés por el manejo de los energéticos (en agosto de 1991 el barril de petróleo WTI a penas superaba los 22 dólares) jugará un papel importante para algunos Estados, no para todos (al Kurdistán quizá le falta petróleo para alcanzar su independencia).
Cuando empezaron los acontecimientos de Osetia del Sur pensé primero en una invasión rusa. Luego ubiqué el contexto del interés de Mijeil Saakashvili, el presidente georgiano -educado en Estados Unidos-, por entrar a la OTAN, y luego la vinculación de ese interés como parte de la estrategia de Estados Unidos para frenar el avance en la influencia geopolítica de Rusia en la zona, y finalmente comprendí los intereses económicos de Rusia y Estados Unidos por el gasoducto que atraviesa Georgia (Rusia quiere controlar el movimiento de energéticos desde Asia Central hacia el mediterráneo). A esto añado los datos demográficos de Osetia del Sur y Abjasia, las dos provincias independentistas de Georgia. La primera tiene menos de 70,000 habitantes, la segunda 200,000, Georgia poco más de 4.6 millones. ¿De qué tamaño debe ser una nación para poderse independizar como Estado? Tsjinbal es la capital de Osetia del Sur y concentra la mitad de la población de su región. En la Ciudad de México tenemos unidades habitacionales que, sin ser de las más grandes, concentran esa población. ¿Podrían municipios ricos como San Pedro, Zapopan, Naucalpan o la delegación Benito Juárez independizarse? Primero requerirían consolidar una identidad, pero sin duda las diferencias que existen entre indígenas monolingües y la población urbana del decil más rico de México son mucho mayores que las diferencias entre georgianoparlantes y rusoparlantes. El nacionalismo que existe en un territorio tan pequeño (curiosamente Osetia del Sur es colindante con la independentista República de Chechenia en Rusia, pero ésta con más de 1.1 millones de habitantes) me refleja una alta intolerancia a convivir en un espacio común (como ocurre en Israel y alrededores), que no tiene vías de resolverse.
Rusia abusó de su poder y efectuó destrucciones inmensas en cuestión de días, hasta que se logró el alto al fuego. Esta historia terminará, supongo, con las independencias de Abjasia y Osetia del Sur pero bajo custodia de una fuerza de paz que posponga -no por mucho tiempo- su anexión a la Federación Rusa. Esto va a calentar, supongo también, las aspiraciones independentistas de los Chechenos, y podremos ver que al norte de Turquía habrá una serie de conflictos que a su vez reavivarán el anhelo Kurdo por su independencia y dificultará aún más la entrada de Turquía a la Unión Europea.
De nuevo creo que veremos un auge nacionalista, como el de inicios de los noventa, con la diferencia de que quizá el mundo esté menos receptivo para reconocer independencias (la de Kosovo aún está en veremos) y Rusia más poderosa como para defenderse. En 1991 las aspiraciones de Boris Yeltsin ayudaron a desmantelar la URSS, pues el poder político estaba en Rusia, no en las otras catorce repúblicas soviéticas, y ahora no hay ese incentivo. Y el interés por el manejo de los energéticos (en agosto de 1991 el barril de petróleo WTI a penas superaba los 22 dólares) jugará un papel importante para algunos Estados, no para todos (al Kurdistán quizá le falta petróleo para alcanzar su independencia).
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